Bién pues, esto será un conjunto de relatos basados en Los Mitos de Cthulhu, del fantástico H.P. Lovecraft...Espero seguir el estilo que este inimitable escritor nos dejó...
1. INNSMOUTH
Que fantástica es la ignorancia que los humanos poseemos durante nuestras vidas, que nos hace creer que somos importantes en el Universo, que jugamos un papel crucial, cuando en realidad no somos más que una pequeña mota de polvo en el vasto y negro abismo del cosmos, oscuro y misterioso.
Somos una raza que odia la luz, y que se refugia en las sombras. La luz nos daña, nos perturba y quiebra nuestras insignificantes mentes. Por desgracia, los hechos que ocurrieron, mucho tiempo atrás ya, me obligaron a madurar y mirar a la dañina luz a la muy temprana edad de diecisiete años...
Todo empezó con una muerte. Todo empezó con la muerte de mi abuelo Whipple Phillips. Mis padres y yo, por aquél entonces, viviamos en Barcelona, pero nos desplazamos a Estados Unidos, concretamente a Arkham, Massachussets, para el funeral de mi abuelo.
La ceremonia no fue en absoluto emotiva, pues mi abuelo había sido persona de pocos amigos. Pocas personas estábamos presentes, y todas nos dimos cuenta de que el pastor no se sentía cómodo con nuestra presencia.
Cuando acabó el gélido oficio, aprovechamos, pese a estar tristes y sombríos -no en vano era mi abuelo, y el padre de mi madre, el que llacía en el féretro que ahora reposaba bajo tierra- a dar una vuelta por la ciudad.
De dicho paseo, poco puedo decir, salvo que la gente nos mirava extraños y se separava de nosotros cuando nos acercábamos. En esos momentos no entendía la causa de tal rechazo, pero ahora me parece una cosa obvia, y hasta entiendo la actitud.
Acabada la vuelta, y ya un poco mejor después del funeral, vimos algo que nos resultó interesante: un letrero de letras viejas y descoloridas en el que se rezaba "Autobús Arkham-Innsmouth", entre otros trayectos. Debajo del letrero había una parada donde podían comprarse los billetes. Fuimos a preguntar.
-Hola, muy buenas tardes -saludó mi padre.
-Buenas tardes -respondió el dependiente, sonriente-. ¿que desea?
-Información.
-¿Sobre qué, caballero?
-Sobre Innsmouth.
-Ah...Innsmouth...No hay mucho que decir caballero, salvo que es un lugar que nadie visita.
Empezabamos a sentir interés sobre esa ciudad
-¿Y eso a que se debe?
-Los lugareños són ariscos y hostiles. Tienen una apariencia extraña. Tanto como la ciudad en la que viven. He oído decir que rinden culto a extrañas deidades paganas, y cuya blasfema iglesia es llamada La Orden esotérica de Dagón, aunque son sólo rumores. Pese a todo, si quiere mi opinión, yo no iría, pues si sé que esa ciudad tiene un pasado extraño, provocado por una gran plaga.
-No quiero parecer grosero, pero estoy seguro de que los rumores sobre el extraño culto son falsos, y respecto a la enfermedad, con los tiempos que corren, ya estará sanada y erradicada. Dénos tres billetes.
-Como quiera señor... El autobús sale mañana a primera hora
Compramos los billetes, y nos fuimos al hotel a pasar la noche. Ya nada nos ataba a Arkham. Nuestro único lazo estaba muerto, y había dejado todas sus pertenencias a otros -mi madre nunca había sido santa de la devoción de mi abuelo-. Estábamos mucho mñas animados, y muy interesados por Innsmouth.
Nos despertamos pronto, y fuimos a la parada. Allí esperaba un autobús tan viejo -Por lo menos tendría cien años- que nos sorprendíamos de que todavía, más que funcionar, se aguantara de una pieza.
Las puertas se abrieron, y mostraron a un conductor de apariencia extraña. Casi no tenía pelo, y su piel era grisácea, con un cierto toque azulado. Era gordo e iva enorvado. Su rostro mostraba una boca enorme dotada de gordos labios, y unos ojos como platos, vidriosos. En el cuello tenía un exceso de piel que se plegaba dando la apariencia de unas agallas. Sus dedos estaban unidos por una fina membrana.
Subimos. No había nadie más en el vehículo. El trayecto comenzó, y se me pasó rápido, pues dormí casi todo el tiempo.
Cuando llegamos, era ya la noche. Estábamos rodeados de edificios antiguos, más incluso que el autobús. Al ser tan tarde, decidimos pasar la noche en el único hotel de la ciudad, llamado Hotel Gilman, y que se extendía ruinoso detras de nosotros.
Entramos en el edificio sobrecogidos. Encontramos al dependiente del hotel, que tenía la misma apariencia que el conductor.
-Buenas noches, caballeros -dijo con voz gutural -. ¿En que puedo ayudarles?
-¿Podría usted proporcionarnos una habitación?, por favor -dijo mi padre-.
-Por supuesto, sigánme.
Le seguimos por el hotel, y nos mostró nuestro alojamiento. Debo decir que una pocilga de cerdos estaría mñas limpia, sería más cómoda, y no olería a pescado podrido, pero nos conformamos.
Nos dimos las buenas noches y nos dispusimos a dormir, sin saber lo que ocurrirá al dia siguiente...
Y me dejas así?????! sin saber siquiera si són humanos o el por que de que la gente los mirase de tal forma??
ResponderEliminarEres un ser despiadado xD! (m'he motivat amb el comentari oi??) La historia me gusta, pero yo le abría puesto un par de lineas más para no dejarme con la INTRIGA ¬¬'.
me alegro k te guste...voy a continuarla tranquila...xD
ResponderEliminar